Sangre artificial

Sangre artificial es el nombre general de los sustitutos de la sangre que imitan las funciones básicas de la sangre, como transportar oxígeno, nutrientes, vitaminas y otros componentes esenciales, además de asegurar el equilibrio ácido-base y eliminar productos metabólicos del cuerpo.

La sangre artificial se utiliza en medicina para tratar diversas enfermedades, como anemia, hemofilia, cáncer, trasplantes de órganos y otras. También se puede utilizar como alternativa a la sangre de donante en caso de escasez o incompatibilidad.

Uno de los tipos más comunes de sangre artificial son los concentrados de glóbulos rojos, que contienen una gran cantidad de glóbulos rojos (RBC). Se utiliza para tratar la anemia causada por la pérdida de sangre o la producción insuficiente de glóbulos rojos.

Otro tipo de sangre artificial es el plasma, que es la parte líquida de la sangre que contiene proteínas, factores de coagulación y otros componentes. El plasma se utiliza para reemplazar el volumen sanguíneo durante la pérdida de sangre, así como para tratar ciertas enfermedades asociadas con trastornos hemorrágicos.

Además, existen otros tipos de sangre artificial, como la albúmina, las inmunoglobulinas y los factores de crecimiento, que se utilizan para tratar determinadas enfermedades y afecciones.

Es importante señalar que la sangre artificial no es un reemplazo completo de la sangre, ya que no contiene todos los componentes necesarios y no puede reemplazar todas las funciones de la sangre. Sin embargo, puede resultar muy útil en el tratamiento de muchas enfermedades y afecciones, y su uso puede mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes.



Sangre artificial A veces se cree erróneamente que el nombre “sangre artificial” tiene un significado similar a la sangre entera o enlatada de un donante. Sin embargo, estas dos sustancias médicas tienen características, finalidades y campos de aplicación completamente diferentes. La sangre entera es un fluido vital equivalente para el cuerpo: es sangre humana pura con un conjunto completo de componentes, ubicados en el sistema vascular del receptor. Existen una serie de condiciones para su uso: en primer lugar, debe realizarse una restauración rápida y sencilla del volumen original; en segundo lugar, no existe otra terapia para las enfermedades de la sangre o de los órganos internos; en tercer lugar, la concentración de todos los componentes del organismo se restablece rápidamente dentro de los rangos fisiológicos. Además, la obtención de sangre completa a partir del lecho vascular humano sigue siendo económicamente poco rentable. Por eso la existencia de la donación de sangre y sus componentes no ha perdido su relevancia. Líquidos de reemplazo de sangre Todas las diferentes colecciones de “sustitutos” de sangre artificial se crean para mitigar la gravedad de la reacción de incompatibilidad de tejidos (reacción de vértebra) y ahorrar la cantidad de sangre entera del donante. Hasta cierto punto, el líquido sustituto de la sangre puede realizar en un sistema circulatorio dañado las mismas funciones que la sangre, que normalmente llena las arterias, venas y capilares del cuerpo. Desafortunadamente, ningún sustituto de la sangre puede ser un reemplazo ideal de la sangre humana en términos de masa de sustancia, pero es capaz de proporcionar actividad vital a los tejidos que tienen capacidades buenas y potenciales (por ejemplo, la médula ósea). Pueden ser compuestos orgánicos en forma de soluciones salinas, composiciones de diversas proteínas (colágeno, hemoglobina, plasma), emulsiones lipídicas, soluciones poliméricas, soluciones de electrolitos, agentes sustitutivos del plasma (soluciones de hemodilución), etc. La sangre artificial es plasmalisina seca, una medicamento para mantener la función sistema inmunológico, que se utiliza para prevenir el síndrome de transfusión.