Media luna serosa

La media luna serosa (sin. media luna de gannuzzi, semilunium serosum) es una afección que se presenta en algunas especies animales durante la temporada de reproducción. Esto se debe a cambios en los niveles hormonales y a la liberación de hormonas especiales que contribuyen a aumentar el tamaño de los ovarios y al desarrollo de los folículos.

La media luna serosa puede ocurrir en una variedad de especies animales, pero es más común en aves y mamíferos. En las aves, la media luna serosa suele aparecer a finales del invierno o principios de la primavera, cuando llega el momento de reproducirse. En los mamíferos, la media luna serosa se observa con mayor frecuencia durante la época de celo, es decir, el período en el que los machos comienzan a competir por las hembras.

Durante la media luna serosa, los animales se vuelven más activos y pueden mostrar agresión hacia otros animales de su especie. También es más probable que se reproduzcan y muestren mayor atención a las hembras. Durante este tiempo, los machos pueden crear nidos o refugios especiales para proteger los huevos y las crías.

Es importante tener en cuenta que la media luna serosa es un proceso fisiológico normal y no requiere intervención humana. Sin embargo, si una media luna serosa dura demasiado o va acompañada de otros síntomas, como fiebre, pérdida de apetito o cambios de comportamiento, puede indicar una afección médica. En tales casos, es necesario contactar a un veterinario para su diagnóstico y tratamiento.



La luna llena serosa u otoñal es una de las dos lunas llenas de la Luna que ocurren en el otoño, generalmente el 21 de septiembre, el día del equinoccio de otoño.

La forma de la Luna y su apariencia dependen de la proximidad de la Tierra, la órbita alrededor del Sol y las posiciones relativas de los planetas que rodean la Luna. A veces el aspecto de la Luna es inusual y extraño, como el de cualquier otro planeta cayendo en la órbita de la Tierra. Entonces, esta vez, la Luna de repente se volvió increíblemente grande y, como un trozo de queso, de un color amarillo brillante. El cielo estaba cubierto por un denso velo de nubes y la luna no era visible en absoluto. Por la mañana, los habitantes de la ciudad de Luleburg vieron un milagro increíble: la luna acababa de salir y, tan pronto como apareció la luz, comenzó a disminuir de tamaño. Se hizo cada vez más pequeña, escondiéndose entre las nubes. Durante esta estación, cuando la naturaleza está cansada del cálido y brillante sol del verano, el comienzo del otoño da paso demasiado rápido al clima frío. Habríamos sobrevivido al invierno hace mucho tiempo si no fuera por los vientos y, a veces, los charcos. Y en las primeras semanas de tan mal tiempo, antes del amanecer, a través de la densa bruma de las nubes se podía ver esta segunda luna gris, de color amarillo brillante, pero que desaparecía un par de horas antes de la salida de la luna habitual. Los residentes locales estaban un poco confundidos. Muchos aún no han olvidado por completo quién y cuándo se encuentra la luna y con razón han comenzado a preparar pasteles y golosinas, porque debería haber otra oportunidad de disfrutar de la mermelada y el pastel dulce en lugar de quedarse con hambre. Los niños corrieron hacia los adultos y gritaron: “¡Papá, mira, ahí está!”. Segunda Luna” y escapó de las manos de los adultos para correr hacia el muelle del barco en la superficie del agua, que durante mucho tiempo había sido una red y estaba siendo arrastrado hacia el patio de la vieja Teresa. En general, en Luleburg la gente notó especialmente la llegada de esa extraña luna; hay tantos niños y barcos en el mar que tal observación despertará una curiosidad natural en los niños. Pero, curiosamente, este acontecimiento sorprendió más a los adultos que a los niños: hacía tiempo que habían abandonado esa costumbre. Nadie recordaba la última vez que se observó algo así. Pero los rumores sobre la segunda luna no amainaron y se extendieron mucho más allá de la ciudad. El padre Sánchez, conduciendo por los campos de pueblos y granjas, les contó a los vecinos sobre un inusual evento lunar y no solo les contó, sino que también les dio un ejemplo de la Biblia y, rápidamente lo dejó todo, por así decirlo, el final lo resumió. realizó un ritual y, al amanecer, el padre Sanders sacrificó una oveja para construir un gran trozo de madera flotante. Vemos la historia que ha pasado. El tiempo es fugaz y la memoria se desvanece, reemplazada por el olvido, e incluso el Sol y la Luna obran sus milagros sin romper el ciclo.