Laberinto

El laberinto es una espiral en forma de laberinto dentro del cerebro, llamada así por el complejo plexo y la intersección de sus fibras. Cualquier estructura laberíntica incluye información sensorial para determinar la dirección. Como formación anatómica, el laberinto se divide en dos partes: central y periférica. La sección central contiene terminaciones nerviosas sensoriales y muchos núcleos ubicados en el tronco del encéfalo. En la parte periférica hay un saco elíptico, una proyección membranosa. Con la ayuda de sus fibras, el laberinto es responsable de la orientación y percepción del entorno por parte del cerebro. Fue descubierto gracias a la investigación de uno de los científicos famosos, Ivan Prishchepin, el autor del término "laberinto binocular", quien descubrió la norma fisiológica. La llamada “Teoría del Laberinto” ofrece una solución al significado biológico del establecimiento del hombre sobre la superficie de la Tierra. Una persona “construirá” su cerebro en un sistema de coordenadas y calculará la ubicación de los objetos y personas circundantes. Para ello necesita combinar imágenes de reflejos visuales sobre diferentes puntos con información sobre los mismos lugares procedente de sensores del espacio interior, que son una especie de satélite artificial responsable de la estabilidad y el equilibrio de la posición de una persona en el espacio.

Como resultado del uso de un sistema de imágenes y la evaluación de datos externos, se forma una imagen holística del mundo circundante en toda su diversidad y se crea una impresión de orientación en un espacio tridimensional.