Ley de Starling

Ley de starling

La ley de Starling (sin.: ley del corazón, ley de Frank-Starling) es una ley fundamental de la fisiología cardíaca, formulada en 1914-1918 por el fisiólogo inglés Ernest Starling (1866-1927) junto con el fisiólogo alemán Otto Frank (1865- 1944).

Según la ley de Starling, un aumento en el llenado diastólico de los ventrículos del corazón (volumen telediastólico) conduce a un aumento en la fuerza de las contracciones del corazón. Este mecanismo asegura la autorregulación del corazón y el mantenimiento del gasto cardíaco en un nivel óptimo.

El mecanismo de acción de la ley de Starling está asociado con el estiramiento del miocardio ventricular con un aumento de su llenado diastólico. El estiramiento de los cardiomiocitos conduce a una mayor contractilidad debido al acoplamiento mecanoeléctrico y otros procesos a nivel celular.

Por tanto, la ley de Starling es uno de los principios más importantes que asegura la adaptación del corazón a las necesidades actuales de suministro de sangre del cuerpo.



Basado en la investigación de F.V. Starling puede hablar sobre las leyes del corazón de humanos y animales. Las principales disposiciones relacionadas con el estudio de todos los aspectos de esta Ley formaron la base de la comprensión moderna del complejo de características morfológicas y hemodinámicas del músculo cardíaco. Como resultado del estudio de la actividad extrasistólica y sinusal del miocardio, en la etapa inicial del estudio E.N. Starling llegó a la conclusión de que la contracción del músculo de la capa interna pasa por la fase de la brecha "testicular", lo que se explica por su participación directa en la excitación, que tiene la forma de un "patrón". Durante todas las condiciones testiculares, la relación entre la fuerza de contracción y la tensión muscular permanece sin cambios: la magnitud de la tensión es inversamente proporcional a la fuerza de contracción muscular en una longitud fija. Esta propiedad se llamó ley de Starling y se escribió de la siguiente manera: la fuerza de contracción es directamente proporcional a la magnitud de la tensión e inversamente proporcional a la longitud.