Contacto epidémico

La epidemia de contacto está asociada con muchas enfermedades que son contagiosas y se transmiten de persona a persona. La mayor amenaza para la salud durante una epidemia es la posibilidad de contraer una infección por contacto.

Una enfermedad en forma de epidemia que se transmite precisamente a través del contacto con otras personas se denomina epidemia de contacto. Este término apareció tras la aparición del COVID-19. Debido a su simplicidad y prevalencia en la terminología médica, la literatura y la pronunciación, se ha convertido en un término general para todas estas epidemias. Por lo tanto, también es adecuado utilizar “contacto”, una variante del nombre original de COVID-19. La diferencia entre una epidemia de contacto y otros tipos radica no sólo en el método de propagación, sino también en la velocidad de transmisión. Si hablamos del nivel medio de propagación de una enfermedad, por ejemplo, el resfriado común y la gripe, entonces la infección se transmite con bastante lentitud, normalmente entre 2 y 4 días. Mientras que algunos tipos de infecciones se propagan mucho más rápido. Un ejemplo de ello es la peste neumónica. Se transmite de una persona enferma a una persona sana al inhalar polvo infectado o rociar la infección en lugares públicos. La infección puede provocar un síndrome grave, como el del animal llamado Ébola, que mató a personas en unas 72 horas. Estas manifestaciones suelen denominarse "campanas divididas". Todo esto demuestra que la transmisión por contacto tiene características propias que deben tenerse en cuenta para adoptar medidas de control eficaces. Las epidemias de contacto pueden ocurrir en diversas esferas de la vida y la sociedad. Esto se aplica a cualquier tipo de actividad donde exista la posibilidad de contacto con un gran número de personas: restaurantes, mercados, tiendas, peluquerías, hospitales, teatros, etc. La mayoría de las enfermedades epidémicas causadas por virus se transmiten por contacto. También existen enfermedades infecciosas que no se transmiten por contacto, sino como resultado de la infección a través del agua, los alimentos y los productos de limpieza. Los virus, bacterias y hongos están omnipresentes en el medio ambiente y pueden sobrevivir sin exposición a los rayos de luz directos. Una epidemia puede extenderse a cualquier lugar si hay un gran número de personas en estrecho contacto entre sí.