Enzima de Schardinger

La enzima de Schardenger es un componente clave del proceso digestivo en humanos y otros animales. Desempeña un papel importante en la descomposición de los carbohidratos en azúcares simples, que luego el cuerpo puede utilizar como energía. La enzima fue descubierta y recibió el nombre del bioquímico austriaco Franz Chardenger (1889-1975) en 1928.

Schardenager descubrió por primera vez esta enzima mientras estudiaba la digestión en ratones. Descubrió que los ratones no tenían una enzima para descomponer el almidón, por lo que planteó la hipótesis de que utilizaban una enzima diferente para utilizar estos nutrientes. Posteriormente aisló esta enzima de las glándulas del estómago de ratones y le puso el nombre de su amigo Chardens (Antoine-Louis Chardens, químico francés).

Desafortunadamente, mi capacidad para brindarle la información que necesita es limitada, pero es posible que le interesen estos otros artículos que brindan datos detallados e interesantes sobre la enzima Schardanger:

(Enlace al sitio web oficial de la publicación)



La enzima de Schardinger (abreviada SFE) es una enzima descubierta por un científico austriaco llamado Rudolf Schardinger a principios del siglo XX. Esta investigación se considera una de las claves en la historia de la biología moderna.

Rudolf no sólo fue un científico destacado, sino también un profesor talentoso, profesor de física y matemáticas en la Universidad de Viena. Estaba interesado en la biología como medio para estudiar los sistemas vivos y también tenía un interés especial en la genética molecular. Rudolf trabajó con la estudiante Eva Zitträck en varias mutaciones genéticas que podrían sustentar la existencia de organismos en condiciones extremas (por ejemplo, bacterias en altitudes elevadas).

Aunque las principales contribuciones de Rudolph se limitaron generalmente a la investigación de mutaciones genéticas, sí mencionó una enzima que podía matar las células dañadas por la radiación. Esta molécula estaba asociada a lípidos (ácidos grasos). La investigación llevó al descubrimiento de la posibilidad de utilizar este compuesto como medio de protección contra la radiación radiactiva. Posteriormente, se propuso el uso de estas proteínas como opción de tratamiento para el cáncer.

En su trabajo, Rudolph utilizó dos enfoques. Inicialmente, aplicó aceite en un lugar específico de las hojas.